Las mayores broncas del fútbol ecuatoriano del 2021

Pablo Repetto, cuando dirigía a LDU. Foto: @LDU_Oficial

El fútbol va unido irremediablemente a la pasión y, por lo tanto, también a la controversia y la polémica. En este espacio enumeraremos las más suculentas broncas del fútbol ecuatoriano que vimos en este ya moribundo 2021.

Debido a la gran cantidad de peleas, solamente serán mencionadas aquellas que desataron grandes discusiones entre futbolistas, dirigentes, periodistas e hinchas, pero que también fueron un reflejo de la sociedad. Porque, si es verdad que “se juega como se vive“, pues qué mejor que el fútbol para analizar qué pasa por la cabeza y el corazón de la gente.

Pablo Repetto vs. los hinchas de LDU
En el quinto lugar de este humilde ranking aparece la enorme animadversión que cosechó el entrenador Pablo Repetto en Liga de Quito por sus pésimos resultados en la primera fase. ¡Ah, cómo lo demolieron el Twitter! Ni Carlos Vera y su vidente fueron tan masacrados en las redes sociales como Repetto.

Obviamente los fanáticos albos y los influencers del Mundo Liga ya estaban hartos del estratego uruguayo por las dos finales de Serie A perdidas en penaltis y en especial por la vuelta olímpica que dio Barcelona SC en la Casa Blanca en diciembre del 2020, así que para este año no le toleraron nada. Virulencia a granel fue la tónica.

Repetto fue despedido antes de que acabara la primera fase, con Liga en séptimo puesto. Lo reemplazó Pablo Marini, quien apenas logró que la U acabara el año en la quinta ubicación, fuera de la Copa Libertadores del 2022. De esa manera se cerró un pésimo año para la U, matizado levemente por el éxito de las divisiones formativas.

Claro, los problemas de Liga no se reducían a la gestión de Repetto. Hubo líos financieros en un equipo que empezó el torneo con el presupuesto más alto de la LigaPro pero que no contó con la taquilla esperada, por culpa de la pandemia.

También está latente un sentido rencor hacia la gestión de los dirigentes, en especial Esteban Paz, al punto que hasta los posteos del Día de Inocentes de la cuenta de LDU causan una avalancha de quejas. Cómo estará de exacerbada la crisis el conjunto de la Casona que un cargo como el de Community Manager es motivo de bronca.

El ganador de esta confrontación fue… ¡Pablo Repetto!, porque salió indemnizado, se tomó seis meses de descanso y fue contratado por Nacional de Uruguay, un grande de América del Sur.

-Renato Paiva vs. Arturo Magallanes
En el cuarto lugar están las controversias entre el entrenador de Independiente del Valle y todos los que se atrevieron a poner a prueba su muy poquita paciencia, sobre todo al principio de su gestión, cuando el equipo estaba adaptándose al míster.

El portugués Renato Paiva se dio contra dirigentes y comunicadores, pero en especial contra Arturo Magallanes, al que le negó su calidad de periodista y a quien le dedicó varias ruedas de prensa a lo largo del año.

Lo que inició como una controversia por la filosofía de la posesión del balón se convirtió en una pelea por la posesión de la verdad, nada menos. Además, se generó todo un debate sobre el peso de los periodistas en el análisis de los cotejos y en la influencia que ejercen (o creen ejercer) en posicionar relatos que beneficien a jugadores o agentes.

¿Y quién ganó? Paiva, al ser campeón, sonrió al final.

-Gustavo Alfaro vs. Christian Noboa
En el tercer lugar están las (infaltables) polémicas en la Selección Nacional. En todo el año hubo fricciones en la Tricolor (que Pineida en lugar de Pervis, que de gana tapó Moisés, que por qué jugar en Guayaquil, que…). Pero la más escandalosa la protagonizó el veterano volante Christian Noboa, quien criticó en público al entrenador de la Selección por su demora en establecer una alineación y un sistema táctico definitivo.

Sí, un capitán de la Selección entró al juego mediático de un sector de la prensa para presionar a Gustavo Alfaro, que la pasó mal por la derrota ante Perú en Quito y una Copa América poco auspiciosa. Fue una desleal y poco elegante actitud que causó que más de uno se preguntase sobre la calidad de los líderes de nuestro fútbol.

Alfaro, ante esto, tomó una decisión definitiva: no llamó a Noboa nunca más y prácticamente lo jubiló de la Tricolor. Bueno, al menos ahí sí le hizo caso en tomar una decisión.

El ganador de esta pelea es Alfaro porque tiene a Ecuador muy cerca del Mundial pese a que cambió de alineación con la misma velocidad con la que Luis Miguel cambia de novias, así que a la larga impuso su ley.

Noboa se quedó sin los juguitos de naranja y los patacones de la Casa de la Selección, pero al menos tiene el consuelo de que acabó el año nombrado por los fanáticos del PFC Sochi, su club, como el jugador más valioso del año. Claro que el Sochi es un equipo chico de una Liga que apenas tiene peso en Europa, así que Alfaro tampoco debe haberse impresionado mucho por este premio, exagerado por la prensa de Guayaquil.

-Mushuc Runa versus la LigaPro y Barcelona
En el segundo lugar está la pugna entre Mushuc Runa con la LigaPro y Barcelona, una de los más feroces de la primera fase de la Serie A.

El dirigente Luis Chango criticó permanentemente a la LigaPro por favorecer a Emelec y Barcelona, equipos que no juegan ante Mushuc Runa en el estadio de Echaleche, como debe ser, sino en el Bellavista.

La razón oficial (y alcahuetera) es que el estadio de Mushuc Runa carece de luminarias y por eso los equipos de horario prime no pueden jugar de noche. Carlos Alejandro Alfaro Moreno, presidente del Barcelona, metió sal en este asunto al decir que está dispuesto a regalar las luces viejas del Monumental al equipo indígena. La respuesta de Chango fue: no somos chatarreros y que Barcelona mejor las venda y pague sus deudas.

Al final, los equipos del astillero no jugaron en Echaleche, así que son los ganadores de este pleito. El Mushuc, en cambio, perdió esta batalla aunque logró dejar en claro la enorme injusticia que significa sacar a un equipo de su estadio, o sea, desnaturalizar su sentido de pertenencia.

-Los árbitros vs. todos los equipos
Los campeones de este ranking son los árbitros, criticados desde la primera fecha hasta la última, en la famosa final acuática de la Serie A que el réferi Augusto Aragón pitó al considerar que el Capwell estaba en perfectas condiciones.

Penaltis dudosos, expulsiones polémicas, faltas no vistas y más cosas generaron las críticas de prácticamente todos los dirigentes. Ni siquiera la esporádica ayuda del VAR en algunos partidos salvó a los jueces, que también fallaron en otras categorías, como en la final sub 18, cuando ni el central ni el juez de línea vieron un gol de Independiente del Valle en la definición del título en tanda de penaltis con Liga, que acabó como campeón gracias a esta monstruosa equivocación.

Tan mal les fue a los árbitros, que no recibieron mayor apoyo cuando reclamaban en público por sus ingresos, incluso con amenazas de huelga. Claro, con dirigentes que usan a los jueces como chivos expiatorios de sus procesos fallidos, es natural que pocos se conduelan de la enorme crisis que afecta a los réferis. Porque esa es la otra parte del problema, la ancestral falta de gestión y formación para contar con árbitros profesionales.

Quizás el síntoma más evidente de este problema estuvo en la carta que envió la Ecuafútbol a la Conmebol en septiembre para pedir que los jueces del país no sean considerados para cotejos internacionales porque estaban en huelga en Ecuador, reclamando por sueldos impagos de cuatro meses. Si la entidad que teóricamente debe velar por los jueces les hace tremenda maldad, pues de ahí solo queda el desconsuelo que solo siente alguien en la absoluta orfandad.

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