Los coleccionistas de broncas sobran en la LigaPro

César Farías, contratación de Aucas.

Hay cierta euforia por la llegada de Luis Zubeldía a Liga de Quito y de César Farías al Aucas. Los dos equipos capitalinos contrataron para sus banquillos a entrenadores que, pocos lo dudan, son estudiosos y apasionados del fútbol. En general, la percepción es que el nivel de la competencia subirá con estos dos personajes.

Yo no lo veo con ese optimismo. Es evidente que ambos dan hasta la vida por su trabajo y que han aprendido muchos de los secretos de este deporte, pese a lo cual apenas han obtenido trofeos. Lo que encandila de los dos entrenadores es su estilo, el impulso que suelen dar a su proceso, su implacable búsqueda de talento, aunque los títulos se queden en el camino. Zubeldía jamás ha sido campeón. Farías, solo una vez.

Ambos tienen un problema, más allá de los resultados: se contagiaron del fatal mal ejemplo del portugués José Mourinho, cuyos éxitos deportivos disfrazaron su grosería y violencia verbal de vehemencia, de discurso propio de un ganador. Como ‘Mou’, ven enemigos en las ruedas de prensa y en los partidos. Son cero tolerantes. Rebasan la frontera del sarcasmo para entrar al campo del ataque frontal. Son coleccionistas de broncas.

Es posible que, en efecto, suba el nivel de competencia de la LigaPro con Zubeldía y Farías, pero también podría subir el nivel de polémicas, broncas y frases altisonantes. Y el problema con esto es doble. Primero, que el foco pasa de los jugadores a los entrenadores, lo cual siempre es una pena porque el futbolista es el obrero más importante de esta industria. La gente mira el partido para ver cómo vencen al rival, no para mirar a los técnicos hacer show. Hay una parafernalia que rodea al juego y mueve la industria, pero el jugador debe ser la estrella.

El segundo problema es que la función social del fútbol queda en entredicho. En Ecuador estamos atravesando un momento de degradación social y política muy agudo. El país se volvió escenario de sucesos luctuosos, día tras día. La misma LigaPro vive momentos de violencia, con un entrenador dirigiendo con un espacio de seguridad para que los hinchas ¡de su club! no lo agredan. O con el delicado caso de Gabriel ‘Loco’ Cortez, que al parecer supera todo precedente.

El fútbol debería contribuir a la paz, a explicar con hechos que la confrontación no debe caer en la violencia. Que podemos dejarlo todo en el campo de juego y, a veces, perder, pero de todos modos hay que salir dando la mano al rival. El fútbol es un reflejo de la sociedad, suele decirse, pero en realidad debe ser el reflejo de la esperanza de una sociedad mejor, no de una peor.

Ojalá me equivoque, pero me imagino a Zubeldía pateando un micrófono cuando Adolfo Muñoz falle un pase o entrando a la cancha a insultar al juez por una decisión errada y acusarle de barcelonista. Y a Farías lo concibo yendo más lejos, doblando el dedo a algún jugador o yéndose contra algún dirigente. Esos bochornosos espectáculos que ambos han dado a lo largo de su carrera deben quedarse allá, en el pasado, en una búsqueda de Google, y no repetirse. Que su estadía en Ecuador sea próspera, exitosa y encarrilada en elevar de verdad el nivel de la competencia.

Luis Zubeldía increpa a un árbitro. Es contratación de LDU.

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