El segundo día del Mundial se fue y nos dejó pensando en las verdaderas dimensiones del valor. Porque para esta jornada se esperaba que los capitanes de Inglaterra, Gales y Países Bajos (ya dejen de llamar a ese país Holanda, por favor) saltasen al campo de juego con brazaletes multicolores en apoyo a la comunidad LGBTIQ+.
Pero no lo hicieron. Tras meses y meses de declaraciones, pesó más la amenaza de la FIFA de sanciones por usar símbolos políticos en los cotejos, lo cual es prohibido por sus estatutos. Así que esos brazaletes arcoíris se quedaron guardados y se anunció que tampoco los usarán los demás capitanes europeos, para felicidad (parcial) del emir.
Sí hubo resistencia. La exfutbolista y ahora periodista británica Alex Scott lució ese brazalete durante su aparición televisiva en el Estadio Internacional Khalifa. Y el capitán de Inglaterra, Harry Keane, al menos exhibió un brazalete con el letrero de «No a la discriminación». Y todo el equipo inglés se arrodilló antes del pitazo inicial del juego con Irán, en protesta por la situación de los derechos humanos en Qatar.

Fue osado, sí, y habrá sanciones. Pero la verdadera valentía corrió por cuenta de la selección de Irán, cuyos jugadores se negaron a cantar el himno en protesta por la represión del régimen islámico en contra de los ciudadanos que desde hace tres meses protestan por la muerte de Masha Amini, la mujer asesinada por la Policía debido a que llevaba mal puesto el velo.
El Gobierno de Irán contempla la pena de muerte para quienes protesten, así que el acto de la selección ha sido de enorme valor. Negarse a cantar el himno oficial es un desaire supremo, pues la letra glorifica al régimen de los ayatolas. La oposición iraní prefiere una canción previa a la revolución islámica.
No es la primera vez que el equipo se niega a cantar el himno. Ya mantuvo silencio en el amistoso del 27 de septiembre ante Senegal en Austria. Pero esta vez fue en el Mundial, en vivo y directo, y en un país musulmán. Lo más probable es que gran parte del equipo optará por el exilio.
Estas postales demuestran que el fútbol siempre fue político. Por eso suena absurdo mantenerlo artificialmente aséptico de los debates de la vida real.
Estos gestos opacaron a los acontecimientos deportivos de la jornada, empezando por la goleada por 6-2 que la misma Inglaterra propino a un Irán desconcertado, por el grupo B.
El arquero Alireza Beiranvand chocó fuertemente con su compañero Majid Hosseini antes de la media hora del partido. Se fracturó la nariz y sufrió una conmoción cerebral. Desde ahí, todo fue un desastre para los persas, que hicieron seis cambios por la conmoción del guardameta pero no pudieron evitar la peor derrota de su trayectoria en los mundiales.
Inglaterra empezó demoledoramente, lo cual resalta más luego del desempeño de Estados Unidos y Gales, sus otros rivales de grupo que empataron 1-1. Fue un tiempo para cada uno, con su nota emotiva por bando.
El gol de Estados Unidos fue obra de Timothy Weah, hijo del exastro liberiano George Weah, quien ganó el Balón de Oro con la camiseta del AC Milan pero nunca pudo jugar un Mundial. Weah también fue presidente de Liberia, la única colonia africana de Estados Unidos.
Timothy, nacido en Nueva York, tiene 22 años y lidera a la nueva camada de la selección estadounidense que en realidad se entrena para el Mundial del 2026, del cual Estados Unidos será co-anfitrión con México y Canadá.
Por Gales, el gol fue obra de Gareth Bale, su estrella más rutilante, que tuvo el honor de anotar el primer tanto de ese país en 64 años.

También se jugó el segundo partido del grupo A. Países Bajos se impuso por 2-0 a Senegal. Fue un cotejo decidido por los errores del meta africano, Edouard Mendy, campeón de la Champions League con el Chelsea pero que esta vez estuvo fatal en las jugadas al final del partido.
Esto deja a Ecuador y a Países Bajos con tres puntos. Ambos chocarán el viernes, mientras que Senegal y Qatar intentarán sumar sus primeros puntos.
A ver cómo prepara el profesor Gustavo Alfaro el duelo con los neerlandeses, quienes jamás han perdido un cotejo de fase de grupos desde 1938. Bueno, si Ecuador derribó el mito del anfitrión invencible, qué le cuesta intentar derribar a los herederos de la Naranja Mecánica.



Deja un comentario