A estas alturas, ya ha quedado perfectamente clara la posición de los algunos equipos europeos con respecto al brazalete arcoíris y el asco que les da el país anfitrión del Mundial (al que le compran gas y reciben en sus bancos los petrodólares, por cierto).
Pero sería bueno concentrarse en la cancha, que a eso vinimos. Alemania, que antes del partido con Japón posó para la clásica foto con los futbolistas tapándose las bocas, una protesta a la ‘censura’ de la FIFA, sufrió una dolorosa derrota ante el equipo del Sol Naciente.

No es la primera caída estrepitosa que sufre Alemania. Hace cuatro años, los surcoreanos eliminaron a los teutones con un histórico triunfo de 2-0 en el cierre de la fase de grupos. Corea del Sur tampoco pudo clasificarse, ¡pero qué maravilloso trofeo de caza se llevaron a Seúl!
Hoy, fue incluso peor, pues el equipo del DT Hansi Flick fue el primero en anotar, pero los japoneses dieron vuelta el resultado y ganaron 2-1, en un calco casi exacto de la victorial de Arabia Saudita sobre Argentina del día anterior: el favorito al título abrió el marcador de penalti, tuvo la pelota más tiempo, le faltó claridad para vencer a un inspirado arquero y, en dos pestañeos, llegaron los goles. Derrota profunda, por los contextos.
Y esto puso por fin a los alemanes a hablar, ya no de brazaletes, sino de fútbol. Aunque quizás las declaraciones iniciales no fueron afortunadas. El DT Flick, cuestionado por la elección de los jugadores (por ejemplo, cito a Mario Götze pese a que no jugaba en la Selección hace ocho años), expresó que hubo errores individuales que no deben volver a ocurrir. Y el atacante Ilkay Gundogan directamente acusó a sus compañeros de no comprometerse más para elevar el nivel y pedir la pelota. Sí, los alemanes se escondieron.
En Japón, en cambio, todo fue felicidad. No podían faltar las habituales referencias a ‘Los Supercampeones’, la serie animada que imaginaba, casi afiebradamente, que Japón se proclamaba campeón del mundo. Hoy, por fin se hizo carne algo de esa trama en que la cancha parecía medir inacabables kilómetros y cada pase de Steve Hyuga a Oliver Atom daba el tiempo suficiente para eternos flashbacks. ¡Ah, qué hermosos tiempos!
Pero mejor estuvieron las alusiones a la famosa foto de las bocas. Estos hinchas japoneses simbolizan el silencio (deportivo, por supuesto) al que sometieron a los alemanes, carentes del punch de antaño.

La pregunta es si Alemania, alguna vez imagen de la eficiencia y la disciplina, está cambiando para mal. Y eso no solo tiene que ver con el fútbol, sino con la autocomplacencia con la que los gobiernos alemanes han actuado en los últimos años de la era Merkel. Aunque eso es para otro debate.
Lo que no tiene discusión alguna es la aplastante paliza que España propinó a Costa Rica. Un 7-0 que pone el grupo E aún más interesante. Una pena por el DT Luis Fernando Suárez, el mejor estratega que tuvo Ecuador en un Mundial. Pero esta vez ha fracasado tanto en el planteamiento (el primer gol cayó al minuto 11) como en el discurso. Es la peor derrota de Costa Rica en toda su historia mundialista.
También ha quedado claro que ya no existe ni la sombra de los ticos que asombraron con su llegada a los cuartos de final en Brasil 2014. En Rusia 2018 todo salió mal y ahora el inicio es, simplemente, catastrófico. Suárez lideraba un proyecto con fecha de caducidad en 2026, pero parece que será despedido.
España, de la mano de su DT yutúber Luis Enrique, hizo la tarea y ahora se apresta a derribar a Alemania, el sábado. Aunque no hay que arriesgarse a triunfalismos, pues este torneo está resultando medio loco.
Los peninsulares también llegaron a Qatar con una lista polémica de convocados, pero la idea de juego de Luis Enrique ha sido asimilada. España cultiva el pase, el cambios de ritmo y el desmarque permanente. Pero quizás este extraño (¿frívolo, provocador?) hobby que desarrolla en las redes sociales termine costándole caro en algún momento:
Canadá solo ha jugado el Mundial de 1986 y no marcó goles. Alphonso Davies tuvo en sus pies ese tan anhelado primer gol canadiense, pero falló. Bueno, aún quedan dos intentos, ante Marruecos y Croacia. A ver qué sucede.


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